Del Párroco – 2 de julio

Estimados amigos en Cristo,

En el Evangelio de este fin de semana, Jesús nos dice: “El que antepone a todo su propia vida, la
perderá, y el que sacrifique su vida por mi causa, la hallará.” (Mt 10,39). En esta breve declaración,
encontramos un resumen completo de la misión de Jesús y de la lógica de todo el Evangelio. Jesús
viene a nosotros por esta única razón: para sacrificar su vida por nosotros. Él vive esto en obediencia a la voluntad de Dios Padre y por amor a nosotros, que sufrimos los efectos del pecado de diferentes
maneras. Sacrificando su vida en la Cruz, Jesús vive de nuevo por medio del amor de Dios Padre en la Resurrección. Esta nueva vida es lo que él comparte con nosotros en la Iglesia y en los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía.

Me siento muy bendecido de comenzar mi nuevo ministerio como su párroco el fin de semana en que se lee este
Evangelio. Siempre he discernido mi vocación sacerdotal como una oportunidad para compartir la vida y el ministerio de
Jesús. Para mí, esto significa que tengo el don de dar mi vida a Dios y a todos ustedes, para que juntos podamos conocer la victoria de Jesús en nuestras propias vidas.

Yo crecí en el suroeste de Chicago en el suburbio Tinley Park. Asistí a la Universidad de Illinois en Champaign, donde estudié economía y filosofía. Fue aquí cuando pude ver claramente que Dios me estaba llamando al sacerdocio. Después de
graduarme, ingresé al Seminario en Mundelein y fui ordenado sacerdote para la Arquidiócesis de Chicago el 18 de mayo del 2013. Mi primera asignación fue a la Parroquia St. Michael (San Miguel) en el suburbio Orland Park (2013-2016). Allí tuve el placer de trabajar con la comunidad católica hispana en los suburbios del suroeste. Luego, regresé al Seminario en
Mundelein como parte de la facultad y comencé a trabajar en la educación y formación de nuestros futuros sacerdotes para la Arquidiócesis, lo que ahora me motiva a estar con ustedes. La propagación de las vocaciones al sacerdocio ha sido una
verdadera pasión para mí, por lo que me alegra que nuestra parroquia tenga seminaristas que nos ayudan regularmente como parte de su formación.

Finalmente, quiero ofrecer unas palabras de agradecimiento al Padre Tito por su ministerio. Él ha trabajado mucho en estos últimos meses para ayudar a prepararme para este nuevo
ministerio como párroco. Me alegra poder trabajar con el
Padre Pedro, el personal parroquial, y todos ustedes para
trabajar en la obra que el Señor tiene para nosotros.

Suyo en Cristo,

Padre Thomas Byrne