Del Párroco – 06 agosto 23

Estimados amigos,

Hoy celebramos la Transfiguración del
Señor.  Por primera vez, Jesús comparte con sus tres discípulos más cercanos (Pedro, Santiago, y Juan) una prevista de la gloria que el Padre le dará por su Pasión, Muerte, y Resurrección.  En las lecturas de las misas diarias en esta semana pasada, vimos a Moisés subiendo al Monte Sinaí al encuentro con Dios, para hablarle cara a cara.  Bajando de la montaña, el rostro de Moisés radiaba con la gloria de Dios que le había compartido.

Fíjense que Moisés está presente también en el evangelio de la Transfiguración hoy día.  Los Padres de la Iglesia tomaban a Moisés como un tipo de Cristo.  Por lo cual se puede considerar a Moisés como un símbolo de preparación para la venida de Cristo.  Como el rostro de Moisés brillaba con la
gloria de Dios – Cristo Jesús, en sí mismo, es la
plenitud de la gloria de Dios.  Esta es la vida a la cual se nos admite por nuestra vida e Cristo y nuestra disponibilidad a compartir nuestros sufrimientos con él.  Fue únicamente por la Cruz que Cristo se
glorificó por el Padre.

Una de las bendiciones que se puede usar al final de la Misa refiere a estos misterios: Que el Señor los bendiga y los proteja; Haga brillar su rostro sobre ustedes y les otorgue su misericordia; Vuelva su mirada hacia ustedes y les conceda la paz.  Queremos ver el rostro de Dios para que nuestras propios rostros también brillen con su gloria radiante.

Sinceramente suyo en Cristo,

P. Thomas Byrne