Queridos amigos,
Hoy, entramos en el tiempo santo de Adviento y comenzamos un nuevo año litúrgico de gracia. Con tantas actividades y eventos que suceden en nuestras familias y en nuestra parroquia durante estas semanas, puede ser fácil que el significado de esta importante temporada se pierda en medio de todo esto. La palabra “adviento” proviene del idioma latín, que expresa la realidad de algo que viene hacia nosotros. Este es nuestro tiempo para unirnos a toda la creación al observar atentamente y esperar afablemente la venida de Cristo en su nacimiento. La quietud y la oscuridad de estos días nos ofrecen la oportunidad de acoger a Jesús en nuestros corazones, al igual que esperamos la salida del sol en el horizonte en el frío de cada mañana.
Una forma de prepararse para la Navidad es confesarse. El Sacramento de la Reconciliación es una forma poderosa de recibir el amor de Cristo en nuestros corazones. Desde que llegué a la parroquia, ha quedado claro que necesitamos más horarios disponibles para la confesión. Por lo tanto, a partir de esta semana, las confesiones se ofrecerán en Nuestra Señora de la Merced todos los martes por la mañana inmediatamente después de la Misa diaria de las 8:15a.m., los viernes durante la Adoración del Santísimo Sacramento de 5:00p.m. a 6:30p.m., y continuando con el horario regular del sábado a las 4:00p.m. Mientras sea posible, el P. Pedro y yo estamos a disposición suya para las confesiones y, siempre y cuando sea posible, nos quedaremos hasta que termine la línea de personas en espera de confesión.
Durante el Adviento, tendremos algunas oportunidades especiales para la confesión, donde invitaremos a sacerdotes adicionales para que nos ayuden. Estas noches se llevarán a cabo en Nuestra Señora de la Merced el 15 de diciembre de 5 a 8 p.m. (con la Adoración extendida esta noche) y en San Francisco Javier el 19 de diciembre de 6 a 8 p.m. con la Adoración del Santísimo Sacramento.
Espero con interés unirme a ustedes en todas las celebraciones especiales de estas próximas semanas, mientras nos preparamos para celebrar la gran fiesta de la Navidad.
Sinceramente suyo en Cristo,
P. Thomas J. Byrne